¿Por qué hacer discípulos?
Aquí está la primera gran pregunta. ¡Las almas perdidas le importan a Dios y Él quiere que sean encontradas y discipuladas! Pero vivimos en una cultura donde los cristianos ven pocos ejemplos de cómo hacer discípulos y no sienten ninguna necesidad personal de añadirlos a sus vidas. Los pastores que intentan incluir o exponer el discipulado en sus iglesias a menudo no encuentran interés y eventualmente se rinden a las normas de la iglesia del siglo XXI. ¿Cómo cambiamos esto? Primero, el cambio comienza por nosotros. Luego discipulamos a unos pocos para que puedan también discipular a otros tantos. ¡Todo esto comienza lentamente y termina poderosamente, si tan solo comenzamos! Vamos a empezar. Comience con esta sección para recordar por qué todos estamos llamados a hacer discípulos en primer lugar.
¿Por qué hacer discípulos?
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Esto es verdaderamente nuestro punto de partida. A menos de que ya seamos dueños de la repuesta a esta pregunta, entonces todo se detiene para dar paso a la siguiente distracción. La vida nos ofrece demasiadas alternativas si no estamos completamente convencidos de la necesidad de hacer discípulos. Así que vamos a tener que digerir esta respuesta.
Jesús hizo discípulos. Él los llamó discípulos y los escritores de la escritura los llamaron discípulos. Los discípulos reflejan la mente, el carácter y las prioridades de su maestro. Por el resto de sus vidas, los discípulos deben de aceptar, vivir y ayudar a difundir estas enseñanzas. Jesús llamó a sus discípulos a un pacto progresivo y relacional y caminó de cerca con ellos durante varios años. Todos ellos iniciaron un caminar único relacional que cambió radicalmente sus vidas para siempre. Jesús los conocía por su nombre e interactuaba con todos ellos íntimamente. Solo vemos en las escrituras un pequeño destello de todo lo que sucedió durante esos tres años.
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Tenemos muchas fotos de predicadores predicando a una variedad de grupos y números de personas. Incluso tenemos conversiones masivas. Pero no vemos un discipulado masivo. Los únicos ejemplos que vemos son conversaciones relacionales donde se escuchan entre si, a veces con grupos de dos, tres, doce o muchas más personas. Jesús compartió sus pensamientos, convicciones, verdades y sus prioridades en conversaciones mientras caminaba con estas personas comprometidas. Prácticamente vivía con estos hombres y mujeres. Los animó, los desafió y los ayudó a remodelar sus valores y propósito de vida.
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Detalles del discipulado
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Robert Coleman escribió un libro clásico y magistral llamado Plan Supremo de Evangelización. Él evaluó y clasificó cuidadosamente la estrategia real y deliberada de Jesús mientras estaba edificando un movimiento de hacedores de discípulos. ¡Compra el libro! Aquí están las ocho categorías que Coleman observó en el plan de Jesús:
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1) Selección – reclutar a las personas adecuadas
2) Asociación – pasar mucho tiempo juntos
3) Consagración – el llamado a la entrega y obediencia
4) Comunicación – invertir totalmente todo para vivir el Reino
5) Demostración – moldear un ejemplo de cómo vivir con Dios y los hombres
6) Delegación – adquirir responsabilidad propia en el ministerio y las obras del Reino
7) Supervisión – soltar con libertad y responsabilidad saludable
8) Reproducción – ayudar a que comience la multiplicación
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Cada una de estas áreas de proceso y resolución son personales y requieren responsabilidad. ¿Puedes ver esa progresión natural en su plan? Jesús conocía a sus discípulos y caminó con todos ellos a través de estas ocho fases. Cuando los dejó, estaban listos para multiplicar sus propios movimientos de hacedores de discípulos.
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Vayamos a la respuesta a nuestra pregunta: ¿por qué hacer discípulos? Jesús reclutó y se tomó el tiempo para hacer discípulos auténticos y maduros. Caminó y trabajó con ellos, mostrándoles cómo reproducir discípulos auténticos. Sabía que los dejaría a cargo de su gran misión. Tenían que ser lo suficientemente maduros para mantenerse firmes por sí mismos. Mientras Jesús se preparaba para partir, compartió su desafío final: “¡Vayan y hagan discípulos!” Este mandato, hacer discípulos, debía transmitirse a todos sus futuros discípulos hasta su regreso. “Id, bautízalos y enséñales a obedecer”. Estas palabras que usó Jesús señalan un proceso repetitivo de continuar haciendo discípulos. ¡Así que eso nos incluye a todos nosotros hoy! Por eso hacemos discípulos. ¡Es el Plan! ¡Es lo que nos envió a hacer!
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Nuestro dilema actual
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En algún lugar del camino, alguien se olvidó de decirnos que ¡tenemos que ser discípulos que hacen discípulos! ¿Puedes creerlo? Jesús pronunció este mandato trascendental justo cuando estaba apunto de partir y, en algún momento,a alguien se le olvidó transmitirlo. Ahora, muchos de nosotros somos tan culpables como ese alguien. Tenemos la misma Biblia con los mismos versículos, pero muchos de nosotros no hemos comprendido qué hacer con ella. No fuimos discipulados y apenas hemos visto ejemplos de ello en nuestra experiencia en la iglesia.
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Tenemos muchas respuestas y excusas. “El mundo de hoy es diferente. Nuestras ocupaciones y compromisos nunca nos permitirían hacer lo que hizo Jesús. La mayoría de las personas no limitan sus actividades lo suficiente como para ser discipulados. Tenemos suerte de que vengan a cualquier actividad con regularidad. Esta es nuestra mejor solución. Hacer discípulos por medio del programa de la iglesia local. Las personas son discipulados con nuestra predicación, nuestra enseñanza, nuestras clases y nuestros grupos o cedulas. El mejor momento es, cuando podemos juntar discípulos con eficacia y eficiencia. Colocamos a las personas en cursos de discipulado o los ayudamos a entrar en un grupo que los discípula. Transmitimos todas las verdades acerca de Dios y cómo vivir una vida piadosa. En un mundo tan ocupado y con tantas distracciones, estamos haciendo lo mejor que podemos. Probablemente hoy en día no existe una forma efectiva de poder hacer algo más”. ¿Es esta la verdad? ¿De esta manera es como tenemos que vivir?
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Aquí está el problema. ¡No estamos haciendo discípulos genuinos! Estamos llenando iglesias con creyentes parcialmente comprometidos, y muchos de ellos realmente nunca crecen. Son cristianos adultos, pero muchos de ellos todavía andan en pañales. Qué triste. Ahora, algunas personas simplemente crecen y se vuelven discípulos y hacedores de discípulos porque tienen hambre, determinación o disciplina. Corren hacia la verdad, se sientan, escuchan y aprenden a alimentarse. Gracias a Dios por los emprendedores. Muchos de nuestros programas son buenos y ayudan a las personas que tienen cierto nivel de disciplina y están motivadas. No debemos dejar de hacer lo que estamos haciendo. Pero la mayoría de los creyentes no van más allá de la asistencia del domingo por la mañana. ¿No es cierto? Y muchos del resto nunca crecen realmente.
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​Ciertamente los entornos más pequeños, como una clase o un grupo pequeño ayuda a atraer a las personas. La gente crece más en esos entornos. ¡Pero por décadas he visto los resultados de grupos pequeños y clases de escuela dominical, y la mayoría de estas actividades no están produciendo discípulos auténticos! Muchas personas no van a crecer y convertirse en discípulos completamente eficientes o maduros por sí mismos. ¡Dios lo sabe! No creo que Él haya tenido la intención de que nos limitemos a este tipo de escenarios. La mayoría de estos escenarios no reúne los criterios y ciertamente no brindan un entrenamiento personalizado que ayude a las personas a convertirse realmente en todo lo que deben y pueden ser. Dios nos mandó a hacer discípulos. Esto no fue una simple declaración colectiva o para un grupo. Tal declaración esta destinada a ser tomada de manera personal. Él ordenó a Pedro, Santiago y a todos los demás sentados en aquel lugar que fueran y hicieran discípulos que después irían y harían más discípulos. ¡A todos se nos ordena el hacer esta labor fundamental y somos responsables de transmitir este estilo de vida que Él nos ha dado!
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Regresemos al plan
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¡Los discípulos se hacen, con una persona a la vez! Requiere inversión de tiempo, compromiso, energía y recursos. Se puede hacer uno a uno o en pequeños grupos. De cualquier manera, no se debe y no se puede hacer rápidamente y tener éxito. De hecho, se ha demostrado que podemos tener un gran éxito a largo plazo si nos tomamos nuestro tiempo y formamos discípulos saludables y seguros que saben cómo reproducir lo que han recibido. Así es como cambiamos el futuro de la iglesia y así fue como comenzó este movimiento. Esto es lo que Jesús hizo en primer lugar. ¡Necesitamos volver a nuestras raíces y reiniciar algo grandioso nuevamente!
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Hablemos de movimientos. Los movimientos capturan los corazones y las mentes de los seguidores. Los movimientos pueden ser impulsados por programas al principio, pero los programas nunca producen movimientos. Los movimientos saludables continúan mucho después de que mueren los líderes y los programas. En la mayoría de las iglesias, los líderes se mudan y muchos programas cambian o desaparecen. Es por eso que hacer discípulos no debe enfocarse en una persona o un programa. Necesita tener la intención de producir discípulos independientes y multiplicadores o también desaparecerá. La mayoría de las iglesias no pueden demostrar tanto fruto con los programas de discipulado, aun después de veinte o treinta años.
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Los padres producen movimientos. Piensa en ese concepto. Tenemos hijos a los que ayudamos a crecer, se casan y luego repiten el mismo proceso. Estoy en medio de cinco generaciones de más de cien parientes construyendo un legado en el Reino de Dios. Es algo tan natural que no puedo detenerlo. No puedes detenerlo. Lo que inculquemos a nuestros hijos se transmitirá de generación en generación. Esta es una forma de hacer discípulos y es parte del plan. ¿Por qué no querríamos capturar la misma dinámica en el resto de nuestras vidas? ¡Discipulado tres, ayúdalos a discipular tres, ayúdalos a discipular tres y luego ayúdalos a discipular tres! En solo cuatro generaciones, esta estrategia cuidadosamente enfocada producirá más de cien discípulos, listos para seguir invirtiendo en los demás. Ahora, esto suena emocionante. Suena como un movimiento. Ese tipo de estrategia cambiará el mundo. ¿Y no es eso lo que queremos? ¿No es eso lo que Él quiere?
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La próxima gran pregunta tiene que ser: ¿Qué carajos estamos construyendo? ¿Qué es un auténtico discípulo? Dos opiniones diferentes generaran dos productos completamente diferentes. Una persona puede parecer muy educada, pero es posible que no esté viviendo de la forma en que Jesús pretende que viva. Otra persona puede estar esforzándose apasionadamente por vivir el Reino de Dios ¡pero él o ella realmente no entienden esta palabra! Ahora puede ver por qué es fundamental que nos tomemos el tiempo para definir y comprender lo que es un auténtico discípulo desde el punto de vista de Dios.
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¿QUÉ ES UN DISCÍPULO AUTÉNTICO?
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